Morro de Tulcán

El Morro de Tulcán es una montaña artificial prehispánica, considerado el sitio arqueológico más importante de la ciudad.

Por su altura y posición geográfica es posible verla desde muchos puntos de la ciudad y desde su altura puede apreciarse gran parte del paisaje.

El Morro de Tulcán es una montaña artificial prehispánica -al parecer data del año 1600 – 600 a.C.- de carácter funerario, ubicada en el costado noreste de Popayán, considerado el sitio arqueológico más importante de la ciudad. Por su altura y posición geográfica es posible verla desde muchos puntos de la ciudad y desde su altura puede apreciarse gran parte del paisaje.

En una de las obras para celebrar el cumpleaños 400 de Popayán se niveló su cima para hacer una plataforma donde se ubicará la estatua ecuestre de Sebastián de Belalcázar, lo que causó el daño total de la cúspide de la estructura.

En 1940 se hizo la carretera de circunvalación alrededor del túmulo.

En 1952 el payanés Leonardo Ramírez hizo varias excavaciones dentro de la construcción, pero el primero en encontrar tumbas fue el arqueólogo Julio César Cubillos Chaparro, en marzo de 1957. El Instituto etnológico de la Universidad del Cauca hizo algunos estudios de reconocimiento y comprobó la autenticidad de los restos arqueológicos: catorce enterramientos ubicados en la cima, con restos de adultos y niños sepultados hace más de 700 años.

Las tumbas fueron halladas casualmente porque las fuertes lluvias causaron un derrumbe en una de las zanjas que bordeaba la carretera y dejó a la vista piedras y osarios.
También hallaron allí una moneda que al parecer pertenecía a la época de Fernando VII -entre los siglos XVIII y XIX-, pues tenía grabada una flor de lis que indicaba la dinastía de los Borbón.
El arqueólogo Julio César Cubillos concluyó que en el cerro se hacían ritos fúnebres porque además de las tumbas encontró restos de vasijas de cerámica.
La zona del morro fue el primer centro de la población, por lo que desde allí se instituyeron las primeras calles de esta ciudad.

Escrito por: Antonio Luna Centeno